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domingo, 11 de mayo de 2025

No tengo edad para creer (Pascual Belmonte)

Buenos días, blogueros.

Hoy os hablo de una novela titulada No tengo edad para creer. Es un libro autopublicado en febrero de este año y que nos cuenta una historia de terror que incluye elementos sobrenaturales. 

Portada de la novela "No tengo edad para creer" de Pascual Belmonte

SINOPSIS de No tengo edad para creer

Alex y Alicia son estudiantes en la universidad de Almería. Comparten casa en un barrio acogedor. Llevan una boda normal y tranquila... hasta que de pronto se ven acosados por un chico de ojos saltones. Cuando sus vidas y las de sus seres queridos corren peligro, acuden a comisaría. Allí conocen a Zoe, una joven inspectora que quiere buscar la lógica a la historia de ellos, pero acabará viéndose envuelta en un asunto de fenómenos paranormales en los que no piensa creer.


AUTOR de No tengo edad para creer

Pascual Belmonte es un escritor de ciencia ficción, terror y fantasía al que le gusta leer y escribir. Comenzó su andadura escribiendo letras de canciones para continuar con novelas cortos. Es autor de la novela de fantasía urbana titulada Alan y de esta novela de terror. Ya está trabajando en su próximo proyecto.


OPINIÓN de No tengo edad para creer

No tengo edad para creer es una novela corta de 220 páginas divida en tres partes que nos sumerge en una historia inquietante y llena de tensión psicológica. Nuestros protagonistas, Alex, Alicia y Javier, son tres jóvenes estudiantes universitarios que comparten piso en una zona residencial aparentemente tranquila. Está ambientada en Almería y la trama comienza durante las vacaciones de Navidad. 

Pascual Belmonte consigue meternos en el relato desde el principio donde conoceremos a Alex, despotricando de su jefe por su forma de ser y de comportarse, por no predicar con el ejemplo y, especialmente, por obligarle a echar horas extra catalogando material nuevo que ha llegado a la biblioteca de la Universidad, lugar en el que estudia y trabaja, a pesar de que su turno ya había acabado. 

Tras finalizar su tarea, Alex decide comprar algo de comida rápida para llevar y cenar en casa. Sus compañeros de piso, Alicia y Javier, están pasando las fiestas con sus respectivas familias por lo que Alex tiene la casa para él solo donde planea disfrutar de sus hobbies sin que nadie le moleste: música alta, películas a medianoche, etc. Es entonces cuando, en medio de una calma aparente, empiezan a ocurrir extraños sucesos.

No tengo edad para creer es una novela en la que nuestros personajes se ven envueltos en una serie de crímenes cometidos por alguien que no se hace notar. Solo se sabe que es un chico joven con flequillo y ojos azules saltones. La forma en que comete los asesinatos es peculiar, casi macabra, igual que lo es el propio asesino. Es difícil encontrar el modus operandi, el arma del crimen, la planificación, o cualquier otro detalle que les lleve hasta él. 

¿Quién es ese chico de ojos saltones? ¿Cómo elige a sus víctimas? ¿Por qué decide que deben morir? ¿Qué lo lleva a cometer estos crímenes sin un patrón aparente? Las respuestas parecen escapar a la lógica y cada nuevo asesinato deja al lector con más preguntas que certezas.

No tengo edad para creer se desarrolla en un barrio donde, tan solo una semana antes, un terrible incendio ha consumido la casa de dos jóvenes hermanos, vecinos de nuestros protagonistas. Sus cuerpos sin vida fueron encontrados en el interior de la vivienda y la policía aún investiga las causas del siniestro. 

La historia se construye en torno a una atmósfera marcada por el sonido de Carol of the Bells, un villancico navideño que entra en la mente de algunos personajes y se repite sin cesar. Una melodía que silbarán sin ser conscientes y que pasará a convertirse en un presagio inquietante y siniestro de lo que está por venir. A los lectores nos pondrá los pelos de punta porque ya conocemos lo que significa. Los personajes lo entenderán cuando escuchen esa misma melodía en los labios de otra persona. 


El ritmo de la novela se mantiene constante, alternando entre la intriga de los crímenes y las vivencias cotidianas de los protagonistas, jóvenes con los que resulta fácil conectar, con inquietudes e ilusiones propias de su edad, personajes cercanos con los que conectaremos bien y con los que empatizaremos y cuyas formas de actuar se entienden completamente. Zoe, una joven inspectora de policía, se encargará de investigar estos sucesos e intentará poner fin a esta oleada de crímenes sin sentido que se están cometiendo en Almería, manteniendo un enfoque profesional y sereno. 

[...] me llamo Zoe. Soy inspectora de policía. Y no sé cómo me he metido en un juego de fantasmas. —Se encogió de hombros al mismo tiempo que añadía—: Supongo que es mi trabajo: atrapar a los malos.

—Marta, compañera de clase de Javi —se presentó la joven—. Y estoy metida en esto porque nunca dejaría solo a un amigo.

 

En resumen, No tengo edad para creer es una lectura entretenida, con una narración fluida y un toque de terror psicológico. Es una novela corta que teje una trama inquietante donde los asesinatos se suceden de manera inexplicable. Nadie parece ver ni oír nada. La tensión va in crescendo al igual que la carga emocional que soportan los personajes.

Calificación:

domingo, 16 de febrero de 2025

Tragando sapos (Abel Marín Riaguas)

Buenos días blogueros,

Hoy os vengo a dar mi opinión sobre Tragando Sapos, una novela que según dice el autor "desafía la moral y enfrenta los dilemas de una sociedad al límite".


Portada de la novela Tragando Sapos del autor Abel Marín Riaguas


SINOPSIS de Tragando sapos

En un país sumido en el caos y la incertidumbre, Sergio se enfrenta a una realidad que jamás imaginó. Mientras el sistema político se desmorona y el peligro acecha en cada esquina, la lucha por sobrevivir se convierte en una carrera contra el tiempo. Verónica y Aitana han huido, buscando un refugio lejos de una España en llamas, mientras Sergio se debate entre la vida y la muerte, atrapado en un destino que parece ineludible. En medio de conspiraciones y traiciones, los personajes se ven obligados a tomar decisiones que cambiarán sus vidas para siempre.


"Tragando sapos" es un thriller apasionante que explora los límites de la resistencia humana, la desesperanza y la lucha por mantener la humanidad en un mundo que se desmorona. Con un estilo narrativo potente y una trama llena de giros inesperados, esta novela es un reflejo de las tensiones y dilemas de la sociedad actual.

AUTOR de Tragando sapos


Abel Marín Riaguas, autor de la novela Tragando Sapos


Abel Marín Riaguas, abogado, es conocido por su capacidad para abordar temas complejos con un lenguaje claro y accesible. Autor del best-seller en Amazon "Protege tu Herencia". Además, colabora regularmente en medios de comunicación nacionales, y con sus publicaciones y blog, acerca el Derecho, la Historia y la Economía al público en general.

Con "Tragando Sapos", Abel da un paso hacia la ficción creando una obra que combina su profundo crecimiento del mundo jurídico con una narrativa impactante y actual.


OPINIÓN de Tragando sapos


La Justicia juzga actos, las personas juzgamos vidas. Y si lo hacemos honestamente llegamos a la conclusión de que ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos.

Tragando sapos es un libro autopublicado por su autor, Abel Marín Riaguas. Tiene 322 páginas divididas en 3 partes y 42 capítulos.

Sergio, el protagonista, tiene cuarenta años, está divorciado de Eva, la que fuera su mujer, y tiene un hijo, Quique, al que ve menos de lo que desearía. Vive en Valencia, trabaja en un banco (tiene un alto cargo), ha sido injustamente condenado por violencia de género y, como consecuencia, le han puesto una orden de alejamiento. Esto hace que su situación en el banco empeore drásticamente y le cambien a otra sucursal viendo degradadas sus funciones. Su vida personal se irá desmoronando poco a poco sin que él pueda ponerle remedio. 

Coincide además con una época muy cambiante política y económicamente hablando. Nos encontramos en una España convulsa y revuelta, con un panorama político agitado, donde todo parece irse al garete, donde estamos a un paso de aplicarse el estado de excepción, en el que pasear a ciertas horas por la calle no está permitido, los supermercados están desabastecidos, donde cambian la moneda de un día para otro tomando al ciudadano por sorpresa y sin que se hubiera votado. Nos sumergimos  en un país que da bandazos de un lado a otro, cuyos representantes políticos van y vienen y nos veremos inmersos en la inseguridad de un futuro en el que nadie sabe qué pasará. 

Tragando sapos es una distopía en la que se mezcla la crítica social sobre la violencia de género, la sumisión de los que la sufren en silencio y la pasividad de las personas que lo escuchan, lo oyen y lo ven.  También nos habla del dinero fácil, las apariencias, y el autoengaño. Abel pone énfasis en el aborregamiento, el analfabetismo político, el desconocimiento de las leyes y nuestros derechos. Y es a través de este panorama como Abel nos cuenta la vida de Sergio, con todos los cambios que conlleva y la inseguridad e inquietud de todo lo que está rodeando su vida. Sergio se ve envuelto en una marea de situaciones que desbordarían a cualquiera. 

El personaje que más me ha gustado es el padre de Sergio. Es cierto que aparece muy poco en la novela pero es una persona sensata, callada, razonable y cauta. Una de esas personas que todos deberíamos tener en nuestras vidas.

Como parte negativa decir que no he conectado con el protagonista, que algunas cosas no me han resultado creíbles, que le sobran páginas (se repiten muchas veces lo mismo) y que tiene algunas erratas que se deben corregir. Es un libro que va de menos a más siendo más fluida la narración al final de la novela. 

En resumen, Tragando sapos es una novela con una semilla muy interesante. Parte de una premisa creíble sobre la que elaborar una buena historia pero necesita ser madurada un poco más. La novela necesita una revisión en profundidad porque se han quedado flecos colgando que hacen que la historia no sea coherente.  


El relativismo moral de nuestros tiempos puede con todo, y la justicia se convierte en un concepto tan abstracto que es imposible llegar a un consenso de lo que está bien o está mal.


Calificación: