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viernes, 8 de enero de 2021

El laberinto de los libros secretos (Paolo di Reda y Flavia Ermetes)

 Buenos días blogueros,

Hace ya tiempo vi un libro en los puestos de la feria del libro que me llamó mucho la atención y se vino conmigo a casa. Se trata de El laberinto de los libros secretos escrito a cuatro manos por Paolo di Reda y Flavia Ermetes. Fue publicado en 2012 por Algaida Editores.


El laberinto de los libros secretos (Paolo di Reda y Flavia Ermetes)


SINOPSIS:


Mientras la joven pintora norteamericana Jacqueline Morceau expone en París, presencia cómo un desconocido se quita la vida en el Sagrario de Notre-Dame. Acusada de asesinato, perseguida por el comisario Genesse y guiada por extraños personajes - un vagabundo con olor a cerveza y jazmín, un caballero con un búho en el hombro, alguien casi ciego que parece conocer muchas cosas..., - Jacqueline recorrerá un laberinto que la llevará hasta los rincones más recónditos de París.

¿Qué misterio rodea las tumbas de los célebres personajes enterrados en el cementerio de Père Lachaise? ¿Qué une las almas de Jim Morrison, Chopin, Oscar Wilde, María Callas, Juliano el Apóstata, María Walewska, Allan Kardec, Catalina de Médicis y las oscuras profecías de Nostradamus?

Un enigma preservado en dos libros antiguos y cuya única clave es precisamente Jacqueline.


SUS AUTORES:


El laberinto de los libros secretos (Paolo di Reda y Flavia Ermetes)


Paolo Di Reda autor de guiones, El laberinto de los libros secretos es su tercera novela después de Ricordare non basta y Prove generali per scomparire. Es autor de escenografías y ha participado con un cuento en la antología Roma,per le strade.

Flavia Ermetes licenciada en biología molecular y farmacia ha trabajado en el campo de la investigación y el periodismo científico. también es autora de televisión y desde hace muchos años se ocupa de cine y programas audiovisuales. pinta siempre que puede y ha realizado varias exposiciones temáticas y personales.


OPINIÓN:


El laberinto de los libros secretos es un libro con un volumen considerable, 521 páginas, una cubierta preciosa diseñada por Enrique Iborra y una trama con mucha intriga que llama cuando menos la atención del lector. 

La lectura de la novela comienza siendo bastante amena a pesar de los numerosos fallos de traducción que se pueden encontrar a lo largo de toda la obra. Hecho bastante molesto aunque no nos va a despistar sobre si quieren decir una cosa u otra diferente.


Cada instante puede tener un sentido si se vive hasta el fondo y junto a las personas que nos están cerca.


Los autores, Paolo di Reda y Flavia Ermetes, nos sitúan en Nueva Orleans en septiembre de 1970 para adentrarnos en esta historia a cuatro manos, que va dando saltos en el tiempo hacia adelante y hacia atrás. Con estos saltos temporales pretenden presentarnos a los diversos personajes que pueden tener algo que ver con el enigma que Jacqueline tendrá que, primero, descubrir y después resolver. La parte del pasado está escrita en tercera persona y la del presente en primera persona, narrada por nuestra protagonista, Jacqueline. 


¿Y quién es Jacqueline? Jacqueline Morceau es una pintora nacida, y con residencia, en Nueva Orleans. Nunca conoció a su padre ni le han hablado de él, su madre murió siendo ella muy pequeña y se ha criado con su abuela, una pianista de éxito que ha viajado a lo largo de todo el mundo y que le ha contado maravillas de sus viajes a París. Jacqueline sabe los sentimientos tan maravillosos que su abuela guarda de esa ciudad y el afecto y los recuerdos que aún rememora. Por ello desea visitar París y ver y vivir en primera persona al menos algo de lo que su abuela le ha contado tantas y tantas veces. Gracias a su trabajo, Raymond, el dueño de una galería de arte parisina, invita y propone a nuestra protagonista hacer una exposición de sus obras en París. Y ella ve la oportunidad de sentir en su propia piel las vivencias que tantas veces le ha narrado su abuela, de visitar esa ciudad mágica en la que todo se puede conseguir y que no es otra que París.


Es raro escuchar a un perfecto extraño hablar de algo mío, que es íntimamente mío, decidiendo lo que he querido expresar. Lo advierto como una violencia, un intento de entrar en mis estancias secretas. [...]. Miro de nuevo mis cuadros y entonces lo entiendo.  Esas obras no me pertenecen más, el tiempo y la energía que les he dedicado las han transformado en algo diferente, ya no son mías.



Una vez en la galería de Raymond se acerca a Jacqueline un señor que se presenta como Jerome Zubini, que resulta ser miembro de un circo. Dice que tiene que hablar con ella sobre su padre.  Esta es una cuestión que intriga mucho a nuestra protagonista ya que no sabe quién es su padre ni ha visto ninguna foto suya, nadie le ha hablado sobre él y ella tampoco ha hecho ninguna pregunta al respecto. Por ello se sorprende y siente curiosidad por lo que este hombre, al otro lado del charco, le pueda decir sobre su desconocido progenitor.

Jerome Zubini resulta asesinado en una de las famosas plazas parisinas y Jacqueline, que estaba hablando con él en ese momento, se ve inmersa en una acusación de homicidio. Sopesando que es de otro país, que no conoce París y que nadie va a creer en su inocencia decide huir. El laberinto de los libros secretos nos cuenta la aventura que Jacqueline tendrá que vivir para poder demostrar su inocencia y con ayuda de varios personajes estrambóticos que se cruzarán en su camino irá descubriendo piezas de un puzle que tendrá que ir poniendo en su lugar para hallar toda la verdad.

Esas piezas que se irán descubriendo poco a poco son, entre otras, la existencia de dos libros escritos en griego que parecen muy importantes, un medallón de Catalina de Médicis, un enigma encubierto en una pintura, diversos artistas y personajes famosos ya muertos y que están enterrados en el cementerio de Père Lachaise. Paolo di Reda y Flavia Ermetes nos hablarán muy poco de la vida de esos célebres artistas. A lo largo de la novela se hace una breve pausa de la narración principal para saltar en el tiempo y hablar de alguno de ellos brevemente y, así, poder incluirlos en la historia. Tan breve que la mayoría de las veces parece forzado y no natural.


Comienzo a pensar en todas las almas que se han cruzado por mi camino: María Waleska, Frydéryk Chopin, Óscar Wilde, [...] Jim Morrison, María Callas ...

Todos tienen en común el drama de no haber sabido conciliar el arte y la belleza con el bien y con el amor, y de no haber logrado ser plenamente fieles al propio espíritu. Este fracaso las ha mantenido encadenadas a su imagen terrenal.


Los autores no profundizan en ninguno de los personajes. Da la sensación de que son pinceladas en un cuadro que sólo sirven para darle algo de forma a la pintura en general, pero que no aportan nada en la mayoría de los casos. 

Por otra parte me ha despistado el nombre de la novela: "El laberinto de los libros secretos". Libros secretos sí pero ¿Laberinto? Como no se refieran al embrollo en el que se ve envuelta Jacqueline no me lo explico. La lectura, en términos generales, me ha parecido insustancial. No quiero decir con ello que me haya costado terminarlo pero entiendo que no me ha aportado nada. Me quedo con la sensación de que nada cambia, leyéndolo o sin leerlo.


La gente no va al cine o al teatro para hacer barricadas, sino para intentar percibir emociones que no logra vivir en su vida de todos los días.


Como cosa positiva puedo decir que la ambientación en París es buena, que los autores hacen numerosas menciones a pinturas como, por ejemplo, El jardín de las delicias de El Bosco y que hablan de Nueva Orleans como ciudad y sus creencias (vudú, la vida después de la muerte, etc.) de manera correcta.

En resumidas cuenta, El laberinto de los libros secretos es una novela que no recomiendo. Si bien la idea es buena y muy original, considero que no se ha desarrollado adecuadamente. 


[...] Étienne sabía curar a las personas con las palabras. Había entendido que la mayor parte de las enfermedades estaban causadas por la soledad, por la imposibilidad de hablar, de expresar los propios pensamientos a otras personas.


Calificación:

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