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martes, 14 de febrero de 2023

El viejo y el mar (Ernest Hemingway)

Buenos días blogueros,

El segundo libro que hemos escogido para el club de lectura del Ayuntamiento de Estepona se titula El viejo y el mar de Ernest Hemingway. Hoy os cuento mis impresiones.

 


SINOPSIS de El viejo y el mar

Era un viejo que pescaba solo en un bote en el Gulf Stream y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez. En los primeros cuarenta días había tenido consigo a un muchacho. Pero después de cuarenta días sin haber pescado, los padres del muchacho le habían dicho que el viejo estaba definitiva y rematadamente salao, lo cual era la peor forma de la mala suerte, y por orden de sus padres el muchacho había salido en otro bote que cogió tres buenos peces la primera semana.


AUTOR de El viejo y el mar


Ernest Miller Hemingway (1899-1961) fue un escritor y periodista estadounidense con un estilo sobrio que él denominó la teoría del iceberg. Escribió la mayor parte de su obra entre mediados de la década de 1920 y mediados de la década de 1950. Ganó el Premio Pulitzer en 1953 por El viejo y el mar y al año siguiente, en 1954, el Premio Nobel de Literatura por su obra completa. 

Trabajó como reportero del Kansas City Star, antes de irse al frente italiano, donde se alistó como conductor de ambulancias durante la Primera Guerra Mundial. Fue gravemente herido y regresó a casa. Sus experiencias en la guerra sirvieron de base para su novela Adiós a las armas (1929).

En 1921 se casó con Hadley Richardson, la primera de cuatro esposas. La pareja se mudó a París donde trabajó como corresponsal extranjero. La primera novela de Hemingway, Fiesta, fue publicada en 1926. Tras su divorcio de Hadley Richardson en 1927, Hemingway se casó con Pauline Pfeiffer. La pareja se divorció después de que Hemingway regresara de la guerra civil española, que cubrió como periodista, y que fue la base de su novela Por quién doblan las campanas (1940). Con su tercera esposa, Martha Gellhorn, se casó en 1940. Se separaron cuando conoció a Mary Welsh en Londres, durante la Segunda Guerra Mundial. Estuvo presente como periodista en el desembarco de Normandía y la Liberación de París.

Poco después de la publicación de El viejo y el mar en 1952, Hemingway se fue de safari a África, donde estuvo a punto de morir en dos accidentes aéreos sucesivos que lo dejaron con dolores y problemas de salud gran parte del resto de su vida. Hemingway se suicidó en Idaho el 2 de julio de 1961.


OPINIÓN de El viejo y el mar

El ejemplar de El viejo y el mar que ha pasado por mis manos fue publicado por Alborada Ediciones en 1987. Es un libro cortito de apenas 127 páginas cuya traducción pertenece a Lino Novas. Nunca antes había leído a Hemingway y creo que ha sido una decisión acertada. Si me hubiera acercado a la prosa del autor siendo más joven y con menos bagaje del que poseo actualmente, digamos por ejemplo mi adolescencia, no habría sabido disfrutar ni interpretar este texto.

Como os comentaba, este es mi estreno con el autor. El viejo y el mar es un texto que me ha sorprendido porque no está dividido en capítulos. Estamos acostumbrados a que las novelas, ensayos, textos se dividan en partes divisibles que nos ayuden a hacer una pausa y dejar la lectura en un momento adecuado para nosotros. Pero Ernest Hemingway debió pensar que no era necesario porque El viejo y el mar consta de un único capítulo de 127 páginas de extensión. En mi opinión, hubiera sido bueno haber seccionado la obra al menos en dos o tres partes.

Cuando llevaba apenas veinticuatro páginas leídas la sensación de que Ernest Hemingway nos intentaba dar un mensaje diferente del que estaba escrito en las páginas se acrecentaba. No sabía muy bien cuál era el mensaje que nos intentaba mostrar pero personalmente entendía la narración del viejo como una metáfora. Aun sin comprender cuál.

El viejo, al que en breves ocasiones se le identifica por el nombre de Santiago, es un pescador de edad avanzada, muy delgado, que parece que tiene alguna enfermedad que lo deja débil físicamente y que se recuerda constantemente a sí mismo lo que no se le puede olvidar ("recuerda comer para coger fuerzas", "recuerda atar el sedal", etc.). Es un hombre que lucha contra la adversidad, que muestra su amor por la naturaleza en su conjunto, por el mar y los peces en particular, a los que respeta, admira y trata como iguales. 

El viejo y el mar de Ernest Hemingway, en mi opinión, es una alegoría a la muerte, de cómo nos enfrentamos a ella y cómo luchamos contra ella porque no queremos sucumbir a sus encantos y queremos vencerla a pesar de todo. El autor nos sitúa en la última época de nuestra vida, en la forma en la que encaramos esa etapa marcada por la nostalgia, por el honor, por los recuerdos de lo que fue y ya no será.

-La edad es mi despertador -dijo el viejo -¿Por qué los viejos se despertarán tan temprano? ¿Será para tener un día más largo?

-No lo sé- digo el muchacho - Lo único que sé es que los jovencitos duermen profundamente y hasta tarde.


Ernest Hemingway refleja en la personalidad del viejo, en su carácter y en su forma de comportarse muchos valores como son, por ejemplo, la constancia, la determinación, la esperanza y la ilusión.

Esa mancha de peces se me ha escapado [...] pero acaso coja alguno extraviado


El autor deja también patente la soledad a la que se enfrentan las personas de edad avanzada y que aun con el paso de los años sigue acentuándose. El ritmo de vida de jóvenes y mayores es completamente diferente, no está equilibrado y mientras a los primeros les faltan horas en el reloj para cumplir sus cometidos a los segundos les sobra tiempo y les falta compañía con la que compartir la monotonía de su día a día y los muchos recuerdos guardados.

Nadie debería estar solo en su vejez- pensó-. Pero es inevitable.


Y en ese período en el que el tiempo nos sobra y nuestra cabeza sigue bullendo sin descanso pensamos en qué pudimos hacer y no hicimos, buscamos culpables y responsables de nuestras decisiones y comportamientos, pensamos cómo podríamos haber mejorado lo que sí llevamos a cabo y pensamos en los errores cometidos.

Debiste haber traído muchas cosas-pensó-. Pero no las has traído, viejo. Ahora no es el momento de pensar en lo que no tienes. Piensa en lo que puedes hacer con lo que hay.


En definitiva, El viejo y el mar es una obra catalogada como clásico. El estilo del autor es inconfundible: conciso, sin florituras, con frases cortas y un lenguaje simple; personajes muy reducidos, historias inspiradas en algún suceso real y del que nos muestra una pequeña parte dejando el resto a la lectura e interpretación del lector (la teoría del iceberg). Hemingway hace uso de un amplio vocabulario relacionado con el mar y la pesca, excesivo para mi gusto, que ralentiza la lectura y, en ocasiones, se vuelve algo pesada. 

¿Me ha gustado? Realmente no sabría decirlo. Los que me conocéis sabéis que, por norma general, no me atraen los clásicos. El viejo y el mar se deja leer pero no seré yo quien lo relea. Debo admitir que sí he disfrutado con los valores que transmite: paciencia, determinación, esfuerzo, constancia, sencillez, tenacidad, honor, lealtad, respeto y amistad.


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