domingo, 13 de julio de 2025

Los tres nombres de Ludka (Gisela Pou)

Buenos días blogueros,

Los tres nombres de Ludka es una novela que se encontrará entre mis mejores lecturas del año. Si quieres saber por qué sigue leyendo.




SINOPSIS de Los tres nombres de Ludka

En 1946, Ludka Nowak, una niña de nueve años, llega a Barcelona acompañada de un centenar de niños polacos secuestrados por los nazis alemanes y sometidos a un intenso proceso de germanización. La Cruz Roja Internacional y el Consulado Polaco hacen posible que los niños sean acogidos en la ciudad, donde se funda la primera escuela polaca. Mientras las autoridades buscan a sus familias, los niños recuperan la lengua y la cultura que les ha sido robada. Gracias a la amistad con Emma, una niña de su edad, Ludka, sometida al desarraigo más absoluto, conseguirá recordar episodios de su pasado y recuperará su verdadero nombre.

Los tres nombres de Ludka está narrada a tres voces: Ludka, Emma e Isabel, que nos adentran en una epopeya de supervivientes obligados a vivir en una época de tiranía y opresión. A pesar de ello, logran encontrar su lugar en el mundo y aprenden a vivir y a luchar por aquello que desean.


AUTORA de Los tres nombres de Ludka




Gisela Pou I Valls (Castellar del Vallés, 1959) es licenciada en Ciencias Biológicas, máster en Guion Televisivo y directora del II Laboratorio de guion de la fundación SGAE. Ha sido guionista de televisión durante veintiocho años. Actualmente, se dedica a la literatura de forma exclusiva. Ha escrito las novelas Soroll de fons, Sense la Mare, El silencio de las viñas, La voz invisible, Tot menys la pluja y también novelas infantiles y juveniles, entre las cuales destacan La joven de la medianoche (Premio Crítica y finalista del Premio Mandarache) y Palmira y el efecto crisálida (premio Atrapallibres).


OPINIÓN de Los tres nombres de Ludka

Como es bien conocido, durante la Segunda Guerra Mundial, el partido Nazi quería imponer la supremacía de la raza germánica. Para ello necesitaba hacer crecer la población aria, algo que consiguió a través de la organización Lebensborn. Esta organización evitaba el aborto de aquellas mujeres solteras que superaban los estrictos controles raciales y se quedaban con esos niños a los que daban en adopción a familias alemanas. 

Las guerras destrozan vidas, borran el ayer, paralizan el hoy y decapitan el mañana

Los tres nombres de Ludka es una maravillosa novela ambientada en 1946. Un grupo de niños polacos refugiados que han sido robados de sus familias llegan al puerto de Barcelona en un barco. Wanda Morbitzer, trabajadora del consulado polaco, hizo de enlace para que estos niños pudieran ser atendidos durante unos meses en España mientras ellos se encargaban de buscar a sus familias originarias.

Es una novela narrada a tres voces, todas ellas en primera persona lo que enriquece la historia con distintos tonos y sutilezas emocionales. Gisela Pou, su autora, consigue así meternos en el pellejo de cada una de las protagonistas. Descubriremos sus pensamientos más profundos, sus emociones, pasiones y temores. Cada capítulo lleva por título el nombre de la persona que narra la historia.

La primera de las voces es Emma, una niña española de nueve años a la que le han explicado que los niños refugiados que llegan a Barcelona son huérfanos y necesitan cuidados y ropa. Verá como su madre dedica más tiempo a esos pequeños que a ella misma y descubre cómo toda su rutinaria vida cambia en apenas unos días. Emma nos cuenta toda su historia desde la perspectiva de una niña de nueve años: las envidias en los juegos, la lucha por el amor de una madre, por pasar tiempo con ella y no querer compartirla, el malestar de no poder continuar con la vida que llevaba antes de la llegada de los niños huérfanos, etc. 

Por otra parte, tenemos a Isabel, la madre de Emma, una mujer joven y muy guapa que trabaja como costurera yendo de casa en casa arreglando la ropa de mujeres adineradas. Veremos su bondad y su actitud desinteresada, cómo se vuelca con los niños polacos refugiados luchando por su bienestar y, cómo no, por un futuro mejor para su hija Emma en una España franquista en la que la mayoría de las veces es mejor estar callado.

- A veces, la vida no es como desearías y todo es diferente de como lo habías imaginado. Pero resulta que la vida es eso, Emma. Aunque no podemos escoger hacia dónde nos lleva, tenemos que aprender a sacar provecho de lo que nos ofrece

Por último, tenemos a Ludka, una preciosa niña rubia refugiada con ojos azules que como el resto ha sido robada de su familia de sangre para ser criada por una familia alemana y a la que le han anulado a la fuerza toda su vida, eliminando la consciencia de quién es, prohibiéndole usar su lengua materna, borrando los recuerdos de su familia, su país de procedencia, etcétera. 

Estos desprotegidos e inocentes niños no saben de dónde provienen ni saben adónde van, han tenido que ver muchos horrores, han escapado instigados a veces por sus familias para ir en busca de una vida mejor. Son niños abstraídos, desconfiados, hartos de la vida y de lo que ésta les ha deparado, cansados de viajar de un lado a otro, sin poder asentarse en ningún sitio, cambiando continuamente de idioma y sin encontrar a nadie que les entienda y comprenda. Se encuentran abatidos, cabizbajos, tristes y desanimados.

Y así desembarcan en Barcelona con la actitud pasota y derrotista que la vida les ha infundido. Allí les esperan Wanda, Isabel y un pequeño regimiento de mujeres que han trabajado duro para que estos huérfanos polacos viajen desde el campo de refugiados en Salzburgo en el que vivían hasta Barcelona y se han esforzado al máximo en habilitar una residencia infantil para que pasen allí unos meses rodeados de todo lo mejor: ropa, alimentos, compañía, serenidad y tranquilidad, juego y distracciones y, sobre todo, cariño, mucho cariño. Mientras, Wanda hará lo imposible por buscar a sus verdaderas familias.

Los niños son mundos inexplorados, pequeñas semillas que se preparan para convertirse en árboles. Pero aquellos niños de ojos claros y pelo del color del trigo miraban sin emoción, como si estuvieran muertos, como si hubieran perdido el alma, como si les hubieran robado la vida antes de empezarla.


Los tres nombres de Ludka esta ambientada después de la Segunda Guerra Mundial y la historia transcurre entre Barcelona, Francia, Madrid y Polonia. Encontramos en España una situación política complicada, bajo la dictadura de Franco, que elimina de raíz la libertad que los ciudadanos buscan y que tienen esa falsa ilusión de ser libres aún sin poder elegir lo que desean. Se hace evidente el abuso de poder, las malas artes interrogativas de los cuerpos de seguridad y la agresividad con la que actúan los policías para conseguir lo que quieren. También veremos la parte contraria, la resistencia, aquellos que a escondidas intentan ayudarse de manera clandestina, luchando por lo que consideran derechos legítimos.

Este libro está escrito con mucho tacto y mucho cariño y pasará a ser una de las mejores lecturas de este año ya que, a pesar de ser una historia dura y cruel, la autora ha conseguido que los hechos que narra sean fáciles de leer aunque no fáciles de digerir. Se nota que tiene una gran fase de documentación y estudio previo a la escritura y esto se ha plasmado en la novela. 

Los tres nombres de Ludka es una historia cruel, terrible y dolorosa. Una novela que no solo retrata el impacto del nazismo sino que también deja entrever la España franquista, con el exceso de autoridad, el abuso y la poca libertad existente. 

Pero también es una historia de amor y comprensión, de lucha, de ternura, de empatía, de humanidad.  Una historia para identificar quiénes somos, qué queremos, adónde vamos. Una historia de amistad y de esperanza contada con mucha delicadeza. Una novela que, a lo largo de sus 491 páginas, pone en primer plano el dolor de la pérdida causada por la devastación de la guerra y la capacidad de renacer en medio de la desolación. Una historia en la que nuestros personajes logran reconstruir su vida y recobrar su esencia a  través de la música, la amistad y la resistencia. 

Estuvimos abrazadas un buen rato y ambas lloramos para decirnos aquello que éramos incapaces de expresar con palabras.

En definitiva, Los tres nombres de Ludka es una novela bien escrita e interesante, con unos personajes entrañables, bien caracterizados y definidos. Su autora, Gisela Pou, a través de una narración coral nos plantea preguntas sobre la identidad, la pertenencia y la redención y como resultado obtenemos esta obra sensible, bien documentada y profundamente humana.


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