martes, 27 de julio de 2021

Novedades Anaya Infantil

Buenos días blogueros,

Anaya Infantil y Juvenil publica el libro Dicen que no hablan las plantas, una antología de poesía española y latinoamericana, dirigido al público a partir de doce años. 


Dicen que no hablan las plantas - Antología de poesía infantil y juvenil de Anaya

Dicen que no hablan las plantas es una declaración de amor a la naturaleza a través de cincuenta y dos poemas en lengua española, uno por cada semana del año, escritos en diferentes siglos y territorios de ambos lados del océano Atlántico, que observan el ciclo vital de la vuelta al Sol, el desplazamiento físico de la luz y la transformación emocional de todas las criaturas que habitan el planeta. Una propuesta poética de Raquel Lanseros y Fernando Marías ilustrada por Raquel Lagartos.



La poesía nos habla.

Y nos contiene y nos concierne y nos relata. Incluso a quienes nunca la han leído.

Es natural que así sea: la poesía es la expresión máxima de la palabra, a su vez el mejor hallazgo del ser humano; al menos, el más hermoso.

Dicen que si pudiéramos escuchar los primeros poemas que nuestros antepasados compartieron alrededor del fuego, compuestos quizá diez o quince mil años atrás, quién sabe si muchos más, hallaríamos en ellos rasgos reconocibles de quienes escribimos este prólogo y también de quienes lo leéis.

La poesía interpreta lo humano. La poesía nos busca y nos refleja. La palabra vive. No mueren los poetas. Este libro, humildemente, lo quiere demostrar.

«Dicen que no hablan las plantas. Pero no es cierto», escribe Rosalía... Durante el proceso de selección de los textos que habrían de componer este libro, surgió de entre la montaña de papeles el poema que le da título, en el cual una mujer joven que camina por el campo se pregunta con inquietud si no serán sus sueños una locura a la que debe renunciar. Inmediatamente sentimos que el poema nos susurraba, que estos versos representan a todas las personas del mundo que aman la naturaleza y engendran sueños por los que lucharán. Y decidimos que debía ser nuestro símbolo y nuestra proa, esa planta mágica que trepa por cada uno de nosotros hasta envolvernos el rostro: la boca con la que nos expresamos y la nariz por la cual respiramos.

La naturaleza nos habla.

Todo el tiempo, constantemente. En directo. Todos los días. Todos los minutos de todos los días de todos los años.

La naturaleza hablaba ya cuando nacimos y lo seguirá haciendo cuando hayamos partido. La naturaleza narra. Nos cuenta la eclosión de alegría que todo lo inunda en primavera o el recogimiento del otoño, que tantas melancólicas meditaciones propicia.

Las cuatro estaciones del año, con sus respectivas etapas del ciclo vital, han sugerido el armazón principal de Dicen que no hablan las plantas. El resto lo han puesto las voces de poetas en español de todos los tiempos, desde los orígenes hasta casi la mitad el siglo xx, a quienes hemos escuchado para dar acomodo a sus versos entre las cincuenta y dos semanas del año. No hay orden cronológico ni encuadres académicos. Hay voces que hablan sobre la naturaleza y sobre los sentimientos universales de los seres humanos que viven en ella. Sorprende y emociona cómo todas estas voces, surgidas desde distintos tiempos y lugares, trazan, sin proponérselo, un encendido alegato en defensa de la vida y la salud de este planeta que con perpetua osadía llamamos nuestro.

Dicen que no hablan las plantas. Pero no es cierto. Hablan, nos hablan. Dicen, nos dicen: sin amor por el suelo que pisáis, el aire que respiráis, los mares que navegáis, los bosques que recorréis y los animales que os acompañan en el camino, no tendréis futuro ni luz.

(Prólogo de Raquel Lanseros y Fernando Marías)


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